Te prevengo algo, carezco de valor para olvidar.

—¿Conoce usted esos días en los que se ve todo de color rojo? —¿Color rojo? querrá decir negro. —No, se puede tener un dia negro porque se engorda o porque ha llovido demasiado, estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué. No sé quién soy. Soy como éste gato, somos un par de infelices sin nombre, no pertenecemos a nadie ni nadie nos pertenece, ni siquiera el uno al otro.

Amor, es querer envejecer juntos.

 Qué arrogantes somos. Nos da tanto miedo la vejez que intentamos prevenirla. No vemos que es un privilegio envejecer junto a alguien, alguien que no te empuje a cometer asesinatos o que no te humille hasta hundirte en la miseria. Es bonito.

No quiero ningún gramo que no sea de tu cuerpo.

"Es como si sólo a mí se me hubiera sido concedida la facultad de ver, de conocer el verdadero sabor de sus besos, el color real de sus ojos."
 Nadie iba a quererla como yo, nadie iba a amar tanto sus uñas mordidas, su cara cuando se enfadaba, o recién levantada... Nadie iba a retirar con tanta dulzura las lagrimas de su cara, nadie iba a acariciarla como yo, nadie iba a amarla como yo lo había hecho, absolutamente nadie. Estoy seguro de que fue obra del destino, de ese típico hilo invisible que nos tiene conectados desde que nacemos, el hilo se tensa, se intenta cortar, se estira, se acorta, pero jamás, jamás se rompe. Era mía, siempre lo había sido...